Desastres en fotografía inmobiliaria
Actualizado: 1 jun 2018

Las fotos de los anuncios de venta de pisos no es que estén mal, muchas veces dan verdadero asco.
Parece que los anunciantes hubieran hecho justo lo contrario de lo que recomiendan los expertos, que por otra parte es de puro sentido común.
Despersonalizar, ordenar, despejar, limpiar, arreglar, armonizar. Por ahí van los tiros.
Pero la mayoría de las fotos te enseñan un gran trozo de suelo, si acaso las patas de unos muebles, el cubo y la fregona - que ojalá se hubieran usado -, ventanas siempre difusas, o a lo peor un inodoro sin cerrar. Casi nunca los espacios interiores limpios y despejados, las vistas, el entorno.
Los especialistas nos enseñan que se trata de que el comprador no se sienta en una vivienda ajena, sino en un espacio neutro y amable en el que desearía vivir. Que no parezca una casa ajena, que pueda sentirla como suya.
Lejos de eso, las de las fotos en los anuncios no parecen las casas de nadie, y desde luego no son lugares donde alguien desearía vivir.
Mira cualquier buscador inmobiliario. Encontrarás oscuridad, suciedad, o destellos de luz cegadores procedentes de las ventanas. Exceso de muebles, trastos, fotos, cuadros, electrodomésticos. Abigarramiento de todo aquello que no interesa mostrar. Un desastre.
Nunca entenderé que un vendedor particular publique ese tipo de fotos de aquello que pretende vender. Pero que lo hagan profesionales del sector que cobran por sus servicios para vender o alquilar, ya es inaceptable. Parece que quisieran disuadir más que convencer.
Y con esos cutres recursos ofrecen inmuebles de cientos de miles, incluso de más de un millón de Euros, por los que pretenden cobrar 2, 3, 4, 5 o 6% de comisión, quien sabe. Pero da igual, no los venderán porque no atraerán la atención y no provocarán visitas.

Los buenos agentes saben que buenísimas fotos generan más visitas, que un marketing cuidado con excelentes imágenes les traerá más clientes ahora y en el futuro, saben también que invertir en fotografías profesionales y herramientas de marketing les permite competir con ventajas por las codiciadas exclusivas.
Inexplicablemente, esto no ocurre solamente con las viviendas, sino también con muchos alojamientos temporales: hoteles, hostales, pensiones, apartamentos turísticos, casas rurales. Considerando que las imágenes que publican son el anzuelo que tienen que morder los clientes para tomar su decisión desde muy lejos, esas fotos espantosas son como un anzuelo sin cebo.
Pero esa generalización del mal gusto es buena para los pocos que cuidan las imágenes que publican: serán sus miniaturas las que pinchen los que buscan un inmueble para obtener más información, y no las fotos oscuras, tristes y sucias. Es bueno para los fotógrafos y para los particulares e inmobiliarias que usan sus servicios profesionales, porque sus productos destacan por su calidad entre una multitud cutre.
Y esa minoría que publica fotos limpias, brillantes y ordenadas, vende o alquila antes, y consigue mejores precios por sus inmuebles. Está demostrado y en la red hay muchas estadísticas que lo demuestran.
Los especialistas en fotografía inmobiliaria conocemos los trucos y técnicas para destacar las fortalezas de una propiedad. Fotografías con una buena composición, brillantes y luminosas, sin dominantes extrañas, corregidas geométricamente, sin ventanas deslumbrantes, son el resultado de utilizar equipos muy especializados y procesar las fotos con programas sofisticados y técnicas específicas que no dominan ni siquiera fotógrafos de otras disciplinas.